A medida que el ser humano cumple años comprueba con resignación que el organismo cambia tanto por dentro como por fuera. Esos vaivenes pueden ser consecuencia del paso inexorable del tiempo, como son los problemas de memoria asociados al envejecimiento, o del deterioro progresivo debido a enfermedades cerebrales. En el caso de la memoria, se trata de la puerta de conexión con el mundo, con los demás y nosotros mismos. Pero esta no es una capacidad única, sino que hay diferentes tipos. Porque una cosa es el olvido benigno, que está asociado al envejecimiento normal de la persona, y otra distinta la pérdida patológica de esa memoria. Dicen los expertos que en esta facultad psíquica, que permite retener y recordar el pasado, intervienen tres fases distintas: registro (atención y percepción), retención (organización, asociación, visualización y repetición) y recuerdo (referencias y contextos). Evitar que esta facultad se deteriore y merme no es complicado, ya que los efectos de la edad se pueden reparar con ayuda de un buen control de la ansiedad, el ejercicio intelectual y el uso de estrategias que mejoren el aprendizaje y recuerdo.
Con el fin de ayudar a las personas que tienen problemas para retener la información e instruirlas en el uso de determinadas pautas que contribuyan a mejorar el aprendizaje, el Ayuntamiento de Yebes y la Junta de Comunidades organizan un taller de estimulación cognitiva que trabajará distintos aspectos relacionados con la memoria. Dirigido a mayores de 55 años, es completamente gratuito y se impartirá todos los miércoles en la biblioteca de Valdeluz en horario de 10:30 a 12 horas. Dará comienzo el 22 de noviembre y hasta dos días antes se pueden formalizar las inscripciones ya que el número máximo de participantes es de 15 personas. La duración del taller es de cuatro meses, se prolongará hasta finales de marzo de 2018 y las solicitudes se pueden tramitar en las oficinas municipales de Valdeluz o a través del correo electrónico aurorahh@yebes.es, en cuyo mensaje se deberá incluir el nombre y apellidos, la dirección, el teléfono y la edad. “Hay que rechazar de plano esa creencia extendida entre muchos de que el paso de los años conlleva irremediablemente el deterioro mental”, explica Aurora Herranz.
Los expertos en la materia coinciden en que para mantener activo el cerebro es imprescindible realizar ejercicio intelectual. Basado en el empleo de estrategias que mejoran el aprendizaje de nuevas cosas y favorecen el recuerdo con el fin de evitar que las acciones cotidianas se conviertan en rutinarias o automáticas. Algunos aspectos externos inciden de forma satisfactoria en esos objetivos, como son el interés y la motivación por aprender y recordar o tener un bienestar psicológico, ya que “la ansiedad y la depresión inciden negativamente en la memoria”, asegura la concejala de Bienestar Social de Yebes. Otros factores positivos son el mantenimiento de un buen estado físico que incluya hábitos de vida saludables o el aprendizaje de técnicas de relajación. “Querer ser perfectos y no incurrir en olvidos o equivocaciones solo genera ansiedad; si bien con los años el funcionamiento del cerebro sigue siendo correcto, debemos aceptar que necesita más tiempo para actuar”, opina Herranz.
Los participantes en este taller aprenderán a diferenciar la memoria sensorial, que es aquella capaz de registrar la información a través de los sentidos, principalmente, de la visión y el oído. Que nada tiene que ver con la memoria explícita, que se divide en episódica o de acontecimientos, y semántica (de palabras, reglas, lenguaje, etc). O con la memoria implícita, que es independiente de la consciencia e incluye las habilidades, hábitos y reflejos condicionados. A través de esta actividad se persigue acabar con esos interrogantes que asaltan a muchos cuando se llega a una determinada edad. ¿Cómo se llamaba?, ¿a por qué venía?, ¡no pude ir, se me olvidó!, ¿dónde lo habré dejado?, ¿qué era lo que tenía que comprar? ¿qué número era? o ¿tomé ya la medicación? son situaciones rutinarias a las que se enfrentan estas personas. Para poner fin a la pérdida de capacidad memorística está la estimulación cognitiva, que engloba el conjunto de acciones que se dirigen a mantener y mejorar el funcionamiento cognitivo mediante una serie de ejercicios de memoria, percepción, atención, lenguaje, concentración, funciones ejecutivas (solución de problemas, planificación, control…) o visuoespaciales (estimulación).
Desde la Concejalía de Bienestar Social animan a las personas mayores del municipio a participar en este taller ya que, en ocasiones, esas alteraciones de la memoria son la primera causa de dependencia e incapacitación. “Para dar ese paso es necesario asumir que ese problema existe y, en segundo lugar, estar dispuesto a recibir asesoramiento por parte de expertos”, advierte Aurora Herranz, que insiste en que estos programas de estimulación cognitiva ayudan a “mantener una calidad de vida aceptable y a retrasar los efectos del envejecimiento”. Los participantes trabajarán aspectos como la capacidad de abstracción, la orientación o la memoria de una manera práctica y adaptada al entorno más próximo, como puede ser la familia, la casa, la calle o el pueblo.