Los ribereños de Entrepeñas y Buendía se han mostrado indignados porque los embalses han bajado ya del 10 por ciento de agua almacenada y se sigue trasvasando, a pesar de que no se llega al mínimo trasvasable establecido en el memorándum, que este año se sitúa en 368 hectómetros cúbicos.
En una nota de prensa, los municipios ribereños se han preguntado para qué ha servido que se elevara el mínimo no trasvasable hasta los 400 hectómetros cúbicos -al que se llegará en 2018-, máxime cuando este mismo fin de semana se aprobó «un nuevo trasvase mal camuflado», en alusión a la venta de derechos de agua de los regantes de Estremera a Murcia.
«De lo que sí estamos seguros es que el infecto Memorándum del Trasvase Tajo-Segura ha servido para trasvasar, de forma impune, todo lo que había por encima de los 400 hectómetros cúbicos, sin importar las graves consecuencias que todos sabíamos que tendría y que ahora estamos sufriendo», ha manifestado el presidente de la Asociación de Municipios Ribereños, Francisco Pérez Torrecilla.
También ha señalado que, tras la visita de la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, se ha sabido que «en cuando se alcance de nuevo esta ridícula cantidad, se continuará con el saqueo hasta vaciar de nuevo los embalses».
«Y ahora también sabemos que nunca jamás recuperaremos los embalses, el río o la vida de nuestros pueblos mientras exista este trasvase injusto e insolidario con la cuenca cedente», ha agregado.
Los municipios ribereños han lamentado que remontarse a 2011 para observar «el momento más álgido desde el cambio de siglo», cuando durante el mes de abril los embalses superaron los 1.300 hectómetros cúbicos, tras «una larga recuperación por los bajos niveles de años anteriores».
«Aun así, hablamos de apenas un 52 por ciento de agua embalsada en Entrepeñas y Buendía, muy lejos de su capacidad total y, desde abril de 2011, se ha trasvasado la indecente cantidad de 2.170 hectómetros cúbicos, una auténtica barbaridad que equivaldría a los dos embalses casi llenos por completo», ha lamentado.
En su opinión, la situación no mejoró en 2013 con el memorándum y se ha preguntado para qué sirve este documento, pues «lejos de proteger» a los municipios ribereños, ha llevado a un «descenso brutal del nivel de agua y a una situación crítica, con pueblos enteros abasteciéndose con cisternas para consumo humano mientras ven como el agua se escapa por las tuberías camino de otra comunidad», ha afirmado.
