Y una vez más se dijo aquello de ¡objetivo cumplido! Pasaban unos cuantos minutos de las dos de la tarde cuando el Maratón Viajero de los Cuentos de Yebes y Valdeluz echaba el telón. Habían sido algo más de tres horas de leyendas, relatos e historias que mantuvieron atento y expectante al público que se dio cita en el patio de butacas de la biblioteca municipal de Valdeluz. La cita anual con la narración oral había vuelto a ser un éxito porque, de nuevo, “el papel de los vecinos que quisieron seguir al pie del cañón los cuentos que se sucedieron sobre el escenario fue tan sobresaliente y admirable como el de los cuentistas”, valora Juan Antonio Perojo, concejal de Cultura. Un mural confeccionado para la ocasión por los internos de la Unidad Residencial y Rehabilitadora de Alcohete con la supervisión de los monitores de AFAUS e inspirado en la temática de este año, que era el lejano Oriente, sirvió de telón de fondo a una jornada festiva, mágica y emocionante. Un simpático selfie con los asistentes portando las máscaras que aparecen en el cartel de esta edición serviría de introito al evento.
Sería precisamente el responsable de la Concejalía de Cultura el encargado de alzar el telón con una fábula de inspiración china sobre el origen del mundo. Y a partir de ahí el encantamiento, las risas y el hechizo se apoderaron del escenario. Hubo cuentos contados de viva voz y con música en directo. Como Dr. Sapo o el fascinante Miguel de Lucas, que tanto montan, que pondría el broche de oro con la interpretación de dos de sus temas: ‘Rogelio el Caracol’ y ‘Espinete, un erizo como yo’. Algunos se narraron con ayuda del kamishibai, ese teatrillo de tres puertas por el que van desfilando los personajes. Hubo quien apareció disfrazado para la ocasión, como las profesoras de la Escuela Infantil Municipal, que pusieron en escena el cuento ‘La diadema de Rocío’. Tampoco quisieron faltar a la cita los grupos de animación a la lectura de cero a 3 años, de tres a cinco y de 6 a 8 años, que estuvieron tutelados por ‘La Caperuza Roja’. A tono con el argumento de este año, el alcalde Miguel Cócera escogió uno de los cuentos de las mil y una noches, mientras que el bibliotecario Álvaro Pérez, inspirador de esta aventura, optó por ‘Lian’, la niña que vivía en una flor de loto.
De forma paralela, se celebró el primer Maratón de Ilustración con la colaboración desinteresada de varios dibujantes aficionados, que debían recrear en tiempo y forma el cuento que se estaba narrando en esos momentos. Unos dibujos que se fueron exponiendo sobre la marcha en el mural dispuesto para este menester. Mientras, en los exteriores del Centro Cultural de Valdeluz se desarrollaba un mercado ambulante de libros y artesanía con media docena de puestos. Que no hubiera sido posible sin el respaldo de las Asociaciones de Voluntarios de Yebes y Valdeluz y ’13 Rosas’ y diversos negocios de Valdeluz y Horche. Pero hubo también multitud de vecinos que quisieron sumarse a esta causa. Muchos de ellos ya veteranos del Maratón Viajero de los Cuentos, que se entremezclaron con los que hacían su debut y tenían los nervios a flor de piel. “Porque la única motivación que hay detrás de este acontecimiento es la gratificación del que cuenta y la felicidad del que escucha”, explica Perojo.
Por allí pasó también Aurora Herranz, la concejal de Bienestar Social, Infancia y Familia, que explicó a los niños por qué los búhos duermen de noche. Como no podía ser de otra manera, la Escuela Municipal de Música ambientó el cuento elegido con los sones de la flauta travesera. Más susurrantes y melódicas fueron las voces de la Coral Municipal de Yebes, que sonaron a música celestial sobre el escenario. Pasaban bastantes minutos de las dos de la tarde cuando se ponía el punto y final a este maravilloso viaje por el mundo de los cuentos, que estuvo amenizado por la narradora profesional Charo Jaular. Desde su Zamora natal, esta vitalista cuentista derrochó simpatía, encandiló al público con sus dotes interpretativas y animó el cotarro con ayuda de varios instrumentos y la complicidad de los asistentes. En total fueron algo más de tres horas de diversión, entusiasmo y magia, mucha magia, en las que se sucedieron cerca de 40 cuentos y relatos para todos los gustos.