La Muy Ilustre y Venerable Hermandad del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo ha disfrutado este fin de semana de una de sus fechas marcadas en rojo en el calendario nazareno. Momentos de los que justifican que una agrupación de personas se denomine Hermandad y que la Semana de Pasión de Cuenca se ramifique por la Cuaresma hasta crear una inquietud que dura todo el año.

El Solemne Besapié al Señor de su imagen titular no es solo un acto más. Es la demostración del fervor a una talla, a lo que representa, a lo que transmite. Es el sello del amor eterno de sus hermanos con un delicado y sincero ósculo.
Un año más, la iglesia de San Pedro se vistió para la ocasión. Tenue, íntima, sobrecogedora y elegante, el templo se convirtió en el lugar donde encontrarse con Jesús y dialogar con él. Su imagen de rodillas, en el centro, acaparando las atónitas miradas de los que acudieron a la llamada desde las 17:00 horas y que se arrodillaron junto a él para besar bajo sus pasos con las diferentes inquietudes de las almas.
A las 19:30 el recogimiento se hizo mayor guardando el movimiento de agujas del reloj para la oración. Ildefonso, el consiliario de la Hermandad, habló de la esperanza en la resurrección, en la confianza en que tras el final hay mucho más. La misma esperanza que los hermanos del Bautismo tienen en volver a acompañar al Señor y a San Juan año tras año y en que tras el final de una Semana Santa comience la siguiente.
Para completar un día redondo, aquellos que lo desearon acudieron a la tradicional cena de Hermandad. Tras la bendición de los alimentos, se comió y se bebió entre conversaciones color blanco y morado terciopelo. Y como es debido, entre marchas y diálogos nazarenos se echó el cierre a una jornada de comunión entre hermanos.
Pero no solo el sábado reunió a la gente del Bautismo. El domingo a las 13:00 horas volvían a encontrarse en la sede de la Junta de Cofradías de Cuenca para la Junta Extraordinaria. Con las subasta de dos banzos y un hachón junto al deseo de un provechoso Martes Santo por parte de la Hermana Mayor, se clausuró el fin de semana. El Bautismo continua creciendo y actos como este demuestran que una Hermandad se construye todos los días. No solo es bautizar a Jesús, besarlo en el pie, orar junto a él… Es sentirse parte de una Hermandad que día tras día deja caer su agua de pasión sobre la cabeza de Cuenca.
Juan Ignacio Cantero de Julián