El pasado miércoles 15 de marzo vencía el plazo de presentación de las solicitudes para obtener una plaza en los centros educativos de Castilla-La Mancha, un proceso en el que a pesar de que tanto la Constitución Española, como la LODE, reconocen la Educación como un Derecho Fundamental, el gobierno socialista del Emiliano García Page, lo ha cercenado sin pudor, al suprimir el distrito único y volver a instaurar la zonificación escolar en Guadalajara capital.
Era este, el de la zonificación, un problema ya superado en 2013 gracias al Gobierno del Partido Popular de Castilla-La Mancha que impulsó la Zona Única por localidad, garantizando la plena libertad de las familias en la elección de los centros y que dio como resultados que más del 99% de los alumnos acudían al centro educativo de su primera elección. Desgraciadamente esta libertad ha durado muy poco, con el gobierno socialista de Page y el apoyo de Podemos, las familias de Guadalajara han perdido su derecho a elegir el centro escolar que desean para sus hijos y en su lugar es Page quien decide dónde mandarlos.
Es evidente que tras la división de la capital en dos zonas existe un desequilibrio manifiesto en cuanto a lo que a centros públicos y concertados se refiere, así como centros nuevos y centros más antiguos. Por poner un ejemplo: mientras en la zona 1 encontramos dos centros concertados (Salesianos y Santa Ana); en la zona 2 los padres pueden elegir entre nada menos que ¡cinco centros concertados! (Maristas, Sagrado Corazón, Adoratrices, Diocesano y Santa Cruz). Evidentemente se elimina la igualdad de oportunidades. Además, con esta vuelta al sistema de la zonificación, nos encontramos ante situaciones tan surrealistas y paradójicas como que a los vecinos de una misma calle, como por ejemplo la Calle Mayor, que viven en los números pares les obligan a ir a los centros de una zona, mientras que a los que viven en los números impares irán obligatoriamente a la otra. Esta división no solo es un retroceso en las conquistas educativas de los guadalajareños, sino que atenta contra el derecho que tenemos los padres de elegir el tipo de educación que deseamos para nuestros hijos y el centro al que deseamos llevarlos.
La Comisión Provincial de Garantías va a tener mucho trabajo por reclamaciones y dudo que este año publiquen la estadística de adjudicaciones en primera opción porque va a ser harto complicado. Además, estaría bien que los padres pudiéramos acceder fácilmente a un calendario de admisión para saber cuándo poner las oportunas reclamaciones porque resulta difícil hacerse con uno en el Portal de Educación de la Junta. En cualquier caso, tendremos que esperar hasta el 12 de junio para ver la asignación definitiva de todo este proceso que a pocos va a contentar.
¿Podemos entonces hablar de igualdad en los procesos de admisión en Guadalajara? ¿Podemos hablar de libre elección de los centros educativos por parte de las familias? Es evidente que no, porque mientras que la libertad de la zona única escolar igualaba en derechos y oportunidades educativas a los ciudadanos, la zonificación instaurada por los socialistas de Page, segrega, margina por razones de origen y condena a nuestros hijos a ir a los centros que Page decide. En definitiva, segregando a los alumnos en virtud de su domicilio y convirtiendo la elección de centro en una pantomima, difícilmente podemos hablar ni de igualdad, ni de libertad.
Ningún progreso se alcanza cercenando libertades, muy al contrario, restringiéndolas y reduciendo oportunidades, se involuciona, se margina y discrimina. Eso no es bueno. Y ningún político debería atribuirse el derecho a decidir ni el centro, ni la educación que queremos para nuestros hijos. Ni siquiera el socialista Page.
