
Dos cabalgan juntos por las dunas de Icht y las rutas del Dakar

De Icht, difícil de encontrar algo en las redes, sabemos que pertenece a la provincia de Tata, región de Sous Masa, que se extiende junto al palmeral del rio Tamantt, afluente del Draa y que fue creada junto a un puesto militar marroquí; un cruce de caminos, paso de caravanas y con los servicios esenciales para la carretera, es zona de cría de camellos, cultivo de oasis y economía solidaria de cooperativas.
Pues por ahí, más allá de Icht, se quedaron sin cobertura en lo que llaman las Haimas de Aladín. Un hotel, en medio de la nada, cuyo patio central está plagado de tiendas porque, aun estando en medio de la nada, es punto fijo de todos los que, de alguna manera, en todo terreno, en moto o en bici, se alojan aquí al ser ruta “oficial” del Dakar. Hicimos el trayecto Tan Tan a Icht y, una vez allí, en Icht, nos desplazamos al lago Iriki con el sabor que te deja un paisaje que, más o menos, te resulta familiar porque no estamos lejos del territorio del pasado año. Ten en cuenta que estamos, ya, al suroeste de Merzouga, en Zagora, una región formada en un 46% por dunas y, sobre el lago Iriki, pues una especie de milagro gracias a las lluvias caídas en septiembre del pasado año que lo resucitaron porque, este lago, estaba seco desde 1968 según cuentan por aquí que, igualmente, coincide con los recuerdos que uno tiene de esas lluvias, torrenciales, que causaron muertes.
La jornada fue espectacular, dice Manuel Sanz. Sobre todo cuando alcanzaron las dunas: disfrutaron un montón los conductores saliendo de ollas impresionantes (colinas de arena fabricadas por el viento) y, navegando, una tras otra, hemos venido a dormir al Borj Biramane, en la población de Icht y, después de una buena cena, nos hemos alojado en unas haimas preparando la jornada de hoy, día 4, dunas y noche en Riad Lamane de Zagora







