Vídeo reportaje. En la Sima de Alcorón, de 207 peldaños de bajada, la sorpresa está al final, a 62 metros de profundidad
De la mina romana de Cueva del Hierro, nos dirigimos a otra mina, esta de caolín, en Peñalén, en el Alto Tajo en la provincia de Guadalajara y, de ahí, a la Sima de Alcorón, ejemplo típico de modelado kárstico en donde, lo primero que te encuentras, es su área recreativa y un plano que indica toda las atracciones que podemos visitar desde Alto Tajo hasta la Sierra Norte de Guadalajara.
La sima nos recibe en la sala de entrada. Una cavidad de 20 metros de diámetro en la que, el sol, entra sin pedir permiso hasta chocar con el roquedo de enfrente dejando, a 15 metros por arriba, ejemplos de erosión cárstica y plantas adaptadas a las condiciones de luz y humedad.
Esta Sima de Alcorón tiene una profundidad de 62-63 metros a la que se llega tras sortear 207 peldaños -cada uno de su padre y de su madre- porque, algunos de ellos, muchos, los han hecho con las piedras que se van desprendiendo y, claro, si tienes problemas de rodillas, piénsatelo porque, esos 207 peldaños, luego hay que subirlos.
Llegados al fondo, al final, en ese ambiente isotérmico fresco y húmedo, aunque la sima se prolonga pero para gente muy especializada, supongo, te va a sorprender una hermosa colada: agua que “escurre” sobre una superficie creando curiosas formas que, la acción del agua, modela y pinta con, -en este caso-, colores ferruginosos que se disipan en una pileta, artificial, a la que, al parecer, in illo témpore, dicen, que acudía la gente a coger agua. ¿Será verdad?
