Sin duda, los tiempos pasan con demasiada rapidez y a veces no encontramos razones para saber apreciar nuestro recorrido y enfocar nuestro destino que se acorta muy deprisa. He colaborado con los medios de comunicación desde que tengo uso de razón, en unos con mayor satisfacción por su calidad informativa y honestidad comunicativa y con otros, tal vez, sintiendo eso que suele faltar y que algunos llaman ecuanimidad o resilencia alternativa; pero siempre he estado ahí, con el valor del compromiso y con la intención de saber estar a la altura.
Sin embargo, vivimos tiempos confusos y desordenados; los instintos suelen ser demasiado agresivos, participando en una “guerra sin cuartel” por demostrar mayor sensacionalismo cuando las noticias suelen ir y venir sin más sentido que la novedad ante el reto de lo provocador. En muchos casos, algunos medios aprovechan los momentos, sin filtrar, contrastar o apreciar que el daño que se puede hacer, hiere más los sentimientos y valores humanos, que el propio beneficio material que aporta al medio; pero, repiten o copian lo que otros hacen por eso de que “se lleva” o “ se mide” en lectura y confusión. Eso les define y eso les representa aunque no les justifica. Hace escasos días tuve la experiencia –poco agradable- de cómo algún medio de comunicación incumplió las premisas éticas poniendo en práctica mis palabras de inicio, haciendo ese daño moral –sabiendo que se hace- y sin la mayor preocupación por valorar la presunción de inocencia o la posibilidad de hacer valer lo que toda persona merece.

Dejando de lado esta reflexión, quiero aquí resaltar mi agradecimiento a la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo de Cuenca, por su gran labor, por su constante apoyo al desarrollo de Cuenca y la provincia, por saber estar en cada momento que se les necesita porque no solo agrupan empresas del sector, sino que siente cómo deben guiar sus razonamientos para hacer crecer las sociedades, en esta caso, la conquense. Este pasado lunes, en el acogedor Residencial Campo de Gol de Villar de Olalla, se llevó a cabo su Asamblea anual para comprobar cómo ha sido un año positivo, alcanzando retos y provocando sinergias importantes de desarrollo. Su Presidente José Manuel Abascal así lo manifestaba en sus palabras ante todos los presentes, Instituciones públicas (Ayuntamiento, Diputación Provincial y Junta de Comunidades de CLM), autoridades académicas, de Orden Público, empresarios de diferentes ramas, especialmente hostelería, acompañantes, medios de comunicación, premiados, restauradores, camareros y colectivos sociales.
No hay duda, que para Pedro Marlo, un maestro en la restauración, en la apuesta hostelera, en el trabajo y sacrificio de toda una vida para desarrollar ese propio sentir de una vida constante dedicada a la hostelería con éxito, suponía reconocer todo un cúmulo de valores humanos y profesionales inconmensurables; y no hay duda, que para mí, un sencillo gestor cultural y hombre de historia, verse reconocido con el Premio al desarrollo turístico, por poner en práctica mis ideas basadas en eventos histórico-socio-culturales que provoquen o fortalezcan señas de identidad para los pueblos, los colectivos vecinales o el propio ser humano, entendiendo que en el aprendizaje y el conocimiento está la base de la libertad como sentimiento de acción y de vida, significaba un orgullo tan intenso y profundo que nunca se podrá olvidar. Gracias, de corazón, a quienes lo habéis hecho posible. Me sentí tremendamente feliz.
Y quería, hacerlo extensivo en este medio de comunicación, que admiro y que respeto, exponiendo como final, las palabras que apliqué en mi agradecimiento al recibirlo de manos de dos mujeres; Marta Tirado, Concejala de Turismo y Marta Peñuelas, Presidenta de la Asociación de Mujeres empresarias de la provincia de Cuenca u gerente de la hostería Venta de los Montes en Cañada del Hoyo. En esas humildes palabras, justificaba mi labor y aplicaba mi agradecimiento a cuantas personas han apoyado y colaborado en estas labores que se me reconocían, dentro de un mundo en el que a veces, ciertas propuestas mediáticas suelen romper los mecanismos del respeto y la honestidad cuando no se saben valorar los buenos impulsos y las buenas acciones de empresas y gentes, cuya humildad es la base del progreso y del éxito. CEOE/CEPYME como organismo empresarial y la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo como verdadero motor de ese ramo, son clave en el desarrollo de nuestra sociedad conquense y sí lo saben, lo sienten, lo demuestran y lo aplican. Enhorabuena para ellos.
Estas fueron mis palabras:
“Buenas tardes a todos y todas.
Dice un aforismo que “La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes”, y tal vez sea en esta frase dónde quiero encerrar mi agradecimiento a quienes hoy, habéis pensado en mí, para recibir este reconocimiento. Y lo quisiera hacer bajo la humildad, esa palabra que de tan sencilla como es, a veces, la olvidamos con frecuencia.
La vida se pasa con demasiada celeridad. Parece que fue ayer cuando proponía mi proyecto de la Alvarada en Cañete, haciéndolo a un Ayuntamiento, por entonces dedicado en cuerpo y alma hacia el desarrollo económico y menos preocupado de enaltecer la cultura como una seña de identidad posible. Y sin embargo, han pasado 25 años, ni más ni menos. Recuerdo el rostro de concejales y alcalde ante tal iniciativa y, sin embargo, salía adelante. Para que una cosa así suceda, es necesario, la confluencia de factores y especialmente, la voluntad de personas.
Por eso, en el comienzo de mis palabras aparece GRATITUD y no solo, a la Agrupación Provincial de Hostelería con José Manuel Abascal a la cabeza por apostar por mí (en este acto y sus razones), sino a quienes han estado –desde el primer momento- al lado de un tozudo ideólogo que buscaba y sigue buscando en su insistencia, el desarrollo del ser humano desde la cultura, desde el aprendizaje, desde la educación y desde el respeto. Allí fue Antonio Asensio, un simple concejal que luego sería alcalde, Jesús Catalán, un párroco joven recién llegado y Azucena Lanza, una agente de Desarrollo rural que pensó que esa idea podía adaptarse a la filosofía de su elegida profesión: Desarrollar el Mundo Rural.
La Alvarada ha alcanzado metas impredecibles. Ha llevado a Cañete a cotas nacionales e internacionales inimaginables; ha conseguido premios de turismo, reconocimientos institucionales, hermanamientos y sobre todo, ha servido de ejemplo a numerosos proyectos de carácter local, regional y nacional, donde la historia, el patrimonio y el desarrollo turístico y cultural sirven como base de progreso definiendo su identidad.
Me acompaña la alcaldesa Montse Poyatos, Agrimiro Saiz que desde la tercera edición, ha estado a nuestro lado, año tras año y Gaspar Badal, otro alfil importante.
Y si aquello se inició hace 25 años, la Cuenca Histórica va camino de los 14, edición tras edición, con paso firme a pesar de todo cuanto pueda rodear una filosofía municipal donde la apuesta no solo viene definida por el voluntarismo ciudadano, sino con un soporte de apoyo económico y técnico altamente necesario, que no siempre va paralelo a su ejecución. Y si no, que se lo digan a los actuales rectores de la APM.
Aquí, es la voluntad de los grupos musicales, teatrales, logísticos en aderezos y caballos, en poetas, bailarinas y bufones, en conquenses que, de la mano de un idealista, siguen queriendo estar para el bien de una sociedad donde el progreso lo marca la educación y su libertad.
Por eso, cada Junta Directiva de la APM apoyó e hizo suyo, mi proyecto y lo hizo mejorándolo en ejercicio y en apuesta. Todos, con la cabeza visible de sus presidentes lo han potenciado. Empezar es siempre lo más difícil, y ahí estuvo Maribel Gil, incansable, luchadora, fiel. A ella se le debe en gran parte esta realidad; pero ha continuado y eso ha sido gracias a personas comprometidas como Diego Valera y Toni Calvo, al principio y después, con esos presidentes que le han seguido: Javier Benayas, Mario Pinós, y ahora Conrado Martínez –junto Bárbara en especial-, sin olvidar esas Juntas directivas que ayudan con voluntad y compromiso y que sin ellos, sería imposible definir una idea que no pretende otra cosa que potenciar el desarrollo cultural del ciudadano y la proyección turística de una ciudad. Gracias a todos por seguir apostando y hacer realidad una bonita idea de Cuenca para Cuenca. Me acompañan los presidentes que siempre entendieron que San Mateo es Cultura porque Cuenca debe hacer de su historia, clave de progreso. Maribel y Diego empezaron conmigo la senda de este éxito.
Y cómo no hay dos sin tres, surge el proyecto Los Tercios de Huélamo, una idea que basa su apuesta en el ejemplo de las anteriores y que, fortalecida por la singularidad de lo rural, por la constancia de un pueblo y por el deseo de seguir creciendo ante la despoblación y ante la pasividad de gobiernos, cumplirá siete ediciones en el próximo año, con la misma ilusión de su inicio y con la grandeza de que lo hacen, lo sienten y lo viven, los propios huelameros y huelameras, como sinónimo de hacer grande lo pequeño. Aquí, un alcalde me empujó, Leopoldo Martínez, y una Asociación lo fortaleció, donde personas de gran empeño y condición, son la clave de su éxito. Me acompañan hoy, y con su presencia no hacen más que hacerme sentir más humano, más humilde y más conquense. Esta Tierra merece todo cuánto por ella se haga, porque no solo hay paisaje y patrimonio, sino paisanaje y bondad. Podrían haber estado algunos más porque son muchos los que hacen este camino, pero su alcalde y el actual presidente de la Asociación están hoy aquí. Gracias.
Razones de sentirme especialmente bien, ya veis que son muchas. He luchado por hacer crecer nuestra sociedad, en la medida de mi humildad –pues no soy más que un pequeño granito de arena- pero cierto es que, a pesar de mis muchos errores como ser humano, mi propuesta ha sido y sigue siendo, que esas generaciones que vienen detrás puedan sentirse orgullosos de nosotros, como adultos, y aprendan a valorar el respeto a nuestro patrimonio, se sientan orgullosos de nuestra historia y sepan que los valores sociales hacen grande a las sociedades y con ello, su calidad de vida será más grande. Cuando más cultos puedan ser –entendiendo la cultura como la riqueza del conocimiento-, más libres se sentirán y por tanto, menos expuestos al engaño y a la manipulación.
Sigo aprendiendo, sigo luchando y pido perdón por cuántos errores haya cometido a lo largo de mi vida profesional y de mi gestión cultural, pero cuando entidades e instituciones agradecen tu esfuerzo y tu labor, te das cuenta que tu esfuerzo “no cae en saco roto” y que puede hacerse realidad eso que se dice que “recogerás lo que siembras”, con la misma humildad con que naces y creces, con que proyectas y colaboras, con dar un poco más de generosidad de la que puedas recibir. Ayudar a crecer, a formarse en conocimiento, apoyar ideas de otros, buscar apuestas con la Universidad –gracias UIMP por permitirme coordinar esos Seminarios en localidades-, al IDEC –con su Vicepresidenta y Vicesecretario, hoy presentes- por compartir mis ideas y realizar durante nueve años las Jornadas Provinciales de Patrimonio y Turismo, he saboreado cada lugar y sus gentes, conferenciando y pregonando a grupos de todo nivel y condición, escribir para quienes quieren leerte, apostar por los medios de comunicación –colaborando con ellos-, enseñar la ciudad, colaborar con productoras y televisiones de todo el mundo para documentales que venden más nuestras bellezas como ciudad y como provincia, agradecer que ediles y concejales te consideren como Cronista oficial de una ciudad o como sencillo gestor que intenta definir sus escasas virtudes dentro del marco social en el que vives: Gracias Juan Ávila, Ángel Mariscal y ahora, Darío Dolz. Es ya más que suficiente para sentirme orgulloso.
Los premios y reconocimientos recibidos, que han sido demasiados, se han hecho posible porque hay personas que te ayudan y que lo merecen más que tú, y que uno personaliza en sí mismo –equivocadamente-, porque nunca lo mereces sino hay detrás otra mucha gente que lo hace posible y que es más protagonista que tú mismo.
Mientras la salud me acompañe, la fortaleza mental sigue mantenida, la gente siga con su apoyo y las instituciones respalden, estaré ahí, apoyando, gestionando, ideando, ilusionado y creyente de que Cuenca es una Tierra virtuosa que necesita creer más en ella, y que su sociedad, vosotros, nosotros, los “Buenos y los Malos” mejoremos en conocimiento, sobre todo esos últimos que siguen apoyándose en envidias y vanidades, porque vivir en sociedad es mucho más sencillo cuando la humidad nos marca el camino y somos capaces de seguirlo.
Y así quiero acabar con esta cita: Mientras el río corra, los montes hagan sombras y en el cielo haya estrellas, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido.
Por Miguel Romero Saiz

