Esta semana las máquinas han entrado a las parcelas de lavanda para cosechar y destilar después las distintas variedades de las que se obtendrá un aceite esencial 100% natural. Precisamente en un momento en que el sector pasa por dificultades que arrastra desde hace unos años: precios hundidos, exceso de stock y la falta de demanda de la industria ante la posible sustitución de las esencias naturales por químicos.

El sector echa en falta el apoyo e impulso a las administraciones, con posibles ayudas públicas, marcos normativos específicos y el apoyo a la promoción, diferenciación y etiquetado de los productos. Además en dos años finaliza la moratoria que proponía etiquetar los aceites esenciales como productos tóxicos y este asunto no está solucionado.

