El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha lanzado este lunes una de sus críticas más duras contra la dirección actual del PSOE y el Gobierno de Pedro Sánchez, denunciando una «ausencia absoluta de autocrítica» y los ataques personales recibidos en el último Comité Federal del partido. A la salida de un acto, y visiblemente molesto, Page ha sentenciado: «No defiendo un partido que se vanagloria de tener un puto amo. Yo, desde luego, no tengo puto amo».
Las declaraciones del presidente castellanomanchego llegan tras un tenso Comité Federal en el que, según sus palabras, se encontró con ofensas en lugar de debate político. «A mí lo que me molesta son las ofensas y los ataques. Hay algunos que se piensan que se puede insultar por estar dentro», afirmó, lamentando que no se le permitiera replicar a los «insultos» vertidos por ministros como Óscar Puente. «Lo lamento muchísimo, pero las ofensas o los insultos no deberían estar permitidos o al menos se podrían contestar», añadió.
«Más miedo a la crítica que a los chorizos»
García-Page ha situado el foco principal de su preocupación en la gestión del ‘caso Koldo’. Asegura no haber salido del comité con «garantías» de que no habrá más casos de corrupción y ha criticado duramente la actitud del Ejecutivo. «Lo que más me preocupa de fondo es que algunos tienen más miedo a la crítica que a los chorizos», sentenció, instando a la dirección a «estar más atentos a lo que están diciendo y las grabaciones que han hecho precisamente los chorizos».
Para el líder socialista, el intento del Gobierno por proyectar una imagen de fortaleza está consiguiendo el efecto contrario. «Algunos tienen tantas ganas de dar una impresión de fortaleza que no se han dado cuenta de que transmiten exactamente lo contrario: la sensación de que a poco que una sola piedra se mueva, se tambalea todo el edificio», advirtió.
Ausencia de crítica y la defensa de un PSOE «él mismo»
El presidente autonómico ha calificado el cónclave socialista como «la vez en la que menos crítica he escuchado en mi vida», recordando tiempos pasados. «A Felipe González no le vi tener miedo a que le discutieran en un comité federal. Ni a Almunia. Nadie lo tenía», comparó.
En este sentido, ha defendido un modelo de partido que no sea una «fotocopia de sus líderes» y que se mantenga fiel a sus principios. «El PSOE tendrá que ser él mismo. Que no tenga apellidos. Que sea simplemente Partido Socialista, Obrero, Español», reivindicó, lanzando un dardo a los pactos del Gobierno «con la extrema derecha independentista y xenófoba como Puigdemont».
Finalmente, sobre la posibilidad de una moción de confianza, García-Page ha argumentado que si el Gobierno es consciente de que «no tiene la mayoría social», lo «democráticamente correcto» sería «testar la opinión» para evitar la percepción de que «no se solicita la confianza del Parlamento porque se tiene miedo a no tenerla». Pese a todo, ha reafirmado su independencia dentro del partido: «Soy libre para opinar, pero la única libertad que no tengo es la de callarme».
