Cerca de doscientas personas participaron ayer activamente, con sus disfraces y su música, en el desfile y concurso de disfraces de la fiesta de carnaval en la ciudad de Sigüenza, una fiesta que no se había podido celebrar desde el año 2020, por motivo de la pandemia.
El pregón lo daba el numeroso grupo de Los Molinillos de viento, ganador del concurso de hace dos años. Desde la gran balconada del Ayuntamiento de Sigüenza, decían unas breves y emotivas palabras, en alusión a la pandemia, con el deseo tanto de que acabe definitivamente, como que también lo haga la recién comenzada guerra en Ucrania. De nuevo, la batucada Batu què, como ya hiciera en 2020, formada por veinte seguntinos que animaron todo el recorrido al ritmo de sus tambores, volvía a amenizar el desfile.
Con la Plaza Mayor llena de color, y precedidos siempre por el sonido de los tambores, la comparsa se encaminó, por la plaza del Obispo Bernardo de Agén, y la calle del Cardenal Mendoza, en dirección al Polideportivo del Colegio San Antonio de Portacoeli.
Sobre el parqué del pabellón fueron desfilando los más variopintos atuendos, todos originales y trabajados, denotando lo bien que lo habían pasado los seguntinos preparándolos. Al filo de las ocho de la tarde, la animadora sociocultural, Gevi Pallán, daba cuenta del veredicto del jurado.
El mejor disfraz de 2022, en la categoría individual y de parejas fue para una divertida y muy trabajada ‘Trampa para ratones’. En la versión de grupo, el primer premio fue para las ‘Botargas’ seguntinas.
El jurado, presidido por la concejala Ana Blasco, estuvo integrado por la concejala de Festejos, Conchi Huelves, por representantes de las AMPAS de Ursulinas y San Antonio de Portacoeli, de la Asociaciones Abriendo Camino, Asociación de Jubilados, Asociación de Amas de Casa, Centro Popular de Cultura y Desarrollo de Adultos, y de la Asociación Seguntina de Discapacitados, y por la concejala Charo Toro. El Ayuntamiento repartió 650 euros en premios para participantes y ganadores.
