Pese a tener tan sólo 21 años, el cocinero conquense Pablo Rocamora Ortega puede presumir de estar a las órdenes de un chef con estrella Michelín, y lo que es más importante, desarrollar una importante labor en el difícil mundo de la gastronomía de vanguardia. Pues bien, Pablo se ha ganado a pulso formar parte del equipo del restaurante Messina de Marbella, propiedad del afamado chef Mauricio Giovanini. Durante tres meses ha realizado prácticas en este bello establecimiento y, justo ahora hace dos meses, el propio Giovanini le invitó expresamente a que pasara a formar parte del equipo, donde ahora se encarga con, su buen hacer en la cocina, de la parte de pescados y marisco.
Allí ha aprendido a manejarse en preparaciones complicadas, tal y como corresponde a un restaurante de talla como es el “Messina”, y es el encargado de presentar platos tan apetitosos y exóticos como una vieira semi seca con emulsión de shitake y cúrcuma fresca o mismamente el erizo micuit y agua de raíz de apio, por citar algunos.
Pablo Rocamora, que ahora inicia un camino que no es sencillo, estudió cocina en el centro San José de la capital conquense, para posteriormente sumar estudios en la Escuela de Hostelería de Toledo del también afamado chef castellano-manchego Adolfo Muñoz. Tras el pertinente periodo formativo a nivel teórico y práctico, realizó distintos periodos de formación en restaurantes de Cuenca como Recreo Peral, La Playa y La Cuadrilla. Ahora, desde la lejanía de la costa malagueña, recrea lo mejor de sí mismo como cocinero en un emblemático local de Marbella, el “Messina”, por donde discurren algunos de los paladares más exquisitos de nuestro país, aprovechando el sol y buen tiempo del que hace gala esa tierra durante todo el año. Pablo Rocamora pone su granito de arena, y sirve para que otros jóvenes conquenses cursen su mismo camino: el del éxito.
