El lunes es el día más triste. La fiesta llega a su fin. Y habrá que esperar un año para volver a revivir las sensaciones y los momentos vividos durante estos cinco días. El lunes es conocido como día del concierto, o día de la despedida.
Para la banda de música, es un día muy importante. Por la mañana interpretan un concierto en el que se entremezclan temas clásicos con pasodobles, bandas sonoras muy conocidas y, como colofón, el himno a Santa Quiteria.
Por la tarde, da comienzo el último ‘galopeo’ de las fiestas. El más especial, y el más duradero. Alrededor de unas cuatro horas que los quiterios intentan alargar lo máximo posible. Cuando acaba, los abrazos de despedida con los músicos y los interminables aplausos son la principal muestra del trabajo bien hecho y del cariño que los quiterios profesan a su querida Banda de Música de la Asamblea Provincial de la Cruz Roja de Sevilla. Y no es para menos, ya son 15 años llenando de melodías los corazones de todos los quiterios.
Una vez que los músicos se marchan, comienza un ‘galopeillo’ al son de la dulzaina y el tamboril hasta la ermita de San Gil, donde allí se darán por terminadas las fiestas y unos días donde los sentimientos a flor de piel, las emociones y los grandes momentos se fraguarán durante los días siguientes, recordando todo lo vivido una y otra vez, y deseando, que los 365 días que restan para volver a ver a su patrona pasen lo más rápido posible. Dicen que lo bueno se hace esperar, y no cabe la menor duda de que los quiterios esperarán el tiempo que haga falta para volver a ver recorrer por sus calles a la reina de San Gil, para volver a rememorar el primer ‘galopeo’, la primera nota de la dulzaina, el primer repique de la campana de la ermita, la colocación de la primera bandera, el primer vaso de limoná, la primera mirada cómplice de que algo muy grande está a punto de comenzar y, sobre todo, las primeras vivas:
¡¡VIVA LO BUENO!!
¡¡VIVA EL BARRIO DE SAN GIL!!
¡¡VIVAN TODOS LOS QUITERIOS!!
¡¡VIVA SANTA QUITERIA!!
