65 años del suceso ferroviario en el túnel de Los Palancares

José Ángel Vicente
Mientras el mundo estaba expectante por el resultado en las elecciones que llevarían a Kennedy a la Casablanca; a las seis de la tarde por Cuenca, empezó a correr el rumor de un accidente ferroviario.

A las cuatro y media de la tarde, del lunes 7 de noviembre de 1960, esta semana se cumplen 65 años, salía de la estación de Cuenca dirección a Utiel, el tren mixto número 6.626, con la máquina 241-2.019, con más de 35 años de servicio, y con 26 vagones de mercancías y uno de pasajeros que transportaba a 50 personas a bordo, sumando al personal de Renfe.
Alcanzando el kilómetro 18’200, en el paraje de los Palancares, término municipal de Cañada del Hoyo, donde tenía la llegada programada a su estación a las 16.42, le esperaba un final anticipado.
En el túnel denominado de Los Palancares, de casi 3 kilómetros de largo y faltando 500 metros para la salida, la máquina, debido, tal vez, al peso del mercante, perdió fuerza al patinar las ruedas en los raíles cubiertos por el agua y el hielo acumulado.
El monóxido de carbono se estaba acumulando dentro del túnel, y por esta causa, el maquinista don Marceliano Salina y el fogonero don Pedro Cano Delicado perdieron pronto el conocimiento.
En el tren viajaban, entre otros, el capitán de la Guardia Civil don Fernando Sánchez Sánchez y su ordenanza don Juan Alcañiz Parra que se habían desplazado a Cuenca para recoger, en el hospital de Santiago, al número don Juan Martínez Ballesteros que acababa de recibir el alta médica por una afección bronquial.
Estos, junto al jefe del tren don Hipólito Pérez García, con el personal de servicio y el interventor del convoy don Alberto de los Santos, y no sin algún percance, en su salida precipitada hacia el exterior del túnel; al encontrar desvanecidos al maquinista y fogonero, descartaron cualquier maniobra en el tren, consiguiendo dominar el pánico inicial de los pasajeros, que huían despavoridos por el interior de túnel a oscuras.
Al espabilar al maquinista, pudieron desenganchar el vagón de pasajeros y la máquina del resto del convoy; y al llegar a la estación, algunos bajaron por su propio pie y respirando con dificultad, y otros precisaron de ayuda para poder apearse del vagón.

Uno de ellos, Ángel Ibáñez Terrados, un joven de 22 años, natural de Mira, que esa mañana estuvo en Cuenca realizándose unas fotos en Fotos Pascual, para su carné del Frente de Juventudes, y cuyo cargo era Jefe de Centuria, salió del túnel por su propio pie, y viendo que quedaba gente en el túnel, volvió a entrar, para intentar rescatar a más viajeros… lo encontraron tendido en la vía junto a Vicenta García de 17 años, e hija del capataz de vías y obras de Renfe, con residencia en Arguisuelas. ” …vestía un jersey encarnado, un traje azul, media color crema y zapatos de color claro, tumbada en el suelo con su cabellera rubia despeinada, cara negra y vestidos recogidos…” (según la crónica de ABC)
La vista que ofrecía la Estación de los Palancares fue triste, desoladora y angustiosa.
También falleció el mozo del tren don Teodoro Cañas que iba de guardafrenos en el último vagón y no le dio tiempo a salir del túnel.
Tapados con una toquilla de lana en el suelo del andén, los niños Felicitas López Campillo, que falleció en brazos de su madre inconsciente, y que según cuenta la crónica de Ofensiva “…era gordita, rolliza, todavía con los colores en su rostro de angelito, un poco negra de humo, con el cabello revuelto y un esbozo de sonrisa en los labios. Llevaba un vestido blanco y unos zapatitos del mismo color, con la cabeza hacia un lado, dando la impresión de que se había dormido profundamente, como sin sufrir los efectos de la intoxicación…” y un niño de 4 años, Juanito Gil “…con pantalón azul y un jersey colorado…”, cuya identificación fue dos días más tarde pues nadie lo reclamó estando sus padres en estado muy grave en el Hospital de Santiago de Cuenca.
Fueron los únicos fallecidos.
La lista de heridos fue la siguiente:

Los niños Pepito Avalos, Luis Recuenco, José Antonio Añón, una niña sin identificar, un niño de 8 años inconsciente y otro niño también inconsciente.
Don Emiliano García Priego, trabajador de Renfe intoxicado en las tareas de rescate.
Doña Marcelina Génova, Doña Elia Guadalajara, Doña Luisa Gómez, Doña Enriqueta Pérez
Don Zacarias López, Don Clemente Jiménez, Doña Maruja Pérez, Don Emilio Carralero
Doña Elvira Campos, Doña Inés Cano, Doña Natividad Arnao, Doña Consolación Vera
Doña Amalia Campillo, Don Antonio Añón, Doña Carmen Gómez, Doña Guadalupe Avalos
Don José Avalos –Padre–, Don Eligio García, Don Ignacio Gil López, Doña Marcelina Sánchez
Doña Virginia Campillo, Don Macario Antolín, Don Juan Evangelio, Don Jesús Martínez Godoy
Don Zacarias López Conejo, Don Marcial Esteban Saiz.
Don Ignacio López que contaba números sin cesar y en desorden en la puerta de la estación, y dos señoras que no pudieron decir su nombre, mientras eran interrogadas por un ataque de nervios.
En el homenaje que la “Asociación Amigos del Ferrocarril de Cuenca” realizó, primero en el túnel de los Palancares, depositando un ramo de flores en memoria de cuantos iban en el tren, como de 5 rosas, una por cada fallecido depositadas por familiares, y después en Cañada del Hoyo, el 7 de noviembre de 2010, se personaron vecinos que viajaron en ese tren, cuando se enteraron de dicho homenaje, dándose momentos de emoción y recuerdos. Así como familiares de las víctimas. Y familiares de quienes ayudaron en las tareas de rescate en aquella triste tarde.
Y Don Fortunato, presente en el acto de recuerdo, en el que hacía 50 años estuvo auxiliando espiritualmente a los pasajeros del tren. Al igual que aquella fría y triste tarde, en la cual, siendo un joven párroco de La Melgosa, acudió con su Vespa, “anocheciendo, nevando y un frio tremendo” a atender a las víctimas. Quien conoce el trayecto por Los Palancares, hasta la estación nos causa sensación el pensar el viaje que el bueno de Don Fortunato tuvo que realizar.
65 años, Im Memoriam

