Debe hacer un montón de tiempo que alguien, ( a quien conozco mucho…o tal vez nada), escribió ,- en una destartalada habitación de la sexta planta en un extinto colegio mayor universitario-, una especie de poema de catorce versos en rima consonante pensando en su madre y en los trastos y sermones que, día tras día y sin tregua, le remachaba reiterativamente:
“¿Es que no piensas venir? Mira que no estas en un convento de clausura y, algún fin de semana, bien estaría dejarte ver por estos andurriales. ¡Vamos, digo yo!”.
Y así era.
A ser posible, volver cuando fuera extremadamente imprescindible: Semana Santa, Navidades y verano. O sea, vacaciones y chimpún. Pizca más o menos. Debió ser así. Pizca más o menos…
Quiero recordar que era así, pizca más o menos (otra vez):
< “ No es que no vuelva porque me he olvidado
de tu olor a tomillo y a cocina…
de lejos, dicen que se ve más claro,
que no es igual quien anda y quien camina.
Supe que el amor tienen ojos verdes;
que cuatro palos tiene la baraja;
que nunca vuelve aquello que se pierde
y…la marea sube, y luego…baja.
Supe que lo sencillo no es lo necio,
y que no hay que confundir valor y precio.
Y que un manjar puede ser…cualquier bocado
si el horizonte es luz ¿y el rumbo? …un beso.
No es que no vuelva porque me he olvidado.
Es…que perdí el camino de regreso
¡Mamá! “ >
(Pondré el enlace del poema en una de las canciones más bellas y sentidas que uno tipejo cual el firmante, pudo y podrá oír y…escuchar)
Eso, más o menos, escribió este amigo al que cada día creo conocer menos y alejarse más.
Hoy, querida mamá,…hoy me toca decirte a ti tus mismas palabras; tus mismos regaños:
“¿Es que no piensas venir? Mira que no estas en un convento de clausura y, algún fin de semana, bien estaría dejarte ver por estos andurriales. ¡Vamos, digo yo!”.
Para ti siempre, mi amada mamá.
Allá dondequiera que hayas ido; sin dejar señas ni direcciones.
Donde quiera que hayas decidido tu viaje, sin maletas, sin abalorios ni coloretes, sin contemplaciones ni adioses eternos ni chascarrillos que mentar.
¡Como debe ser!
¡Valiente y firme hasta la envidia!
Querida Mamá….
(El enlace prometido: https://www.youtube.com/watch?v=tgHtlIMXf5I)
La morriña a nuestra madre, la tierra, nos define como humanos. La morriña a nuestra madre natural, nos define como hijos. Cuántas veces escuché a mi madre esas palabras, cuando estaba en Santiago. Cuántas veces puse disculpas,hasta absurdas, y hoy daría lo que fuera por un minuto más con mi madre. El lazo materno- filial es más que un cordón umbilical.
He sentido como un pellizco en el corazón al leerte… Este poema me aporta tantos recuerdos. Ese poema que le regalé a mi madre unas Navidades y que ella orgullosa colocó en el árbol. Gracias por traer y regalarme este bonito recuerdo
Precioso, un abrazo.
Precioso y sentido soneto!
Q bonito!! Lo siento mucho … no lo sabía.
Muy hermoso, Francisco. Ella volverá cada vez que la pienses. Un abrazo